Música gregoriana, todo lo que necesitas saber de este género

En la década de 1990, mientras la mayoría de jóvenes transitaba entre el recién creado estilo grunge y el pop adolescente, un género musical impactó en el mundo entero, por su originalidad y singularidad. La banda Enigma, en realidad un proyecto del música y productor rumano-alemán Michael Cretu, despertó el interés de todo el mundo por sus canciones, que mezclaban la electrónica con la música new age y el canto gregoriano. Nadie jamás había imaginado que estos géneros pudieran fundirse en uno solo, pero la maestría de Cretu a la hora de trabajar con samples digitales hizo la magia. Sus canciones llegaron a todo el mundo, y volvieron a poner de moda el canto gregoriano, junto a otros proyectos como Era o Gregorian.

Y es que entre Kurt Cobain, Britney Spears y Madonna todavía había sitio para una música original y diferente, en realidad la más antigua de todas las que se conservan. El canto gregoriano tiene su origen hace siglos en los monasterios de toda Europa y supuso la base para buena parte de la música occidental, hasta el punto de que el pentagrama y los nombres de las notas actuales se lo debemos a Guido de Arezzo, un monje que creó un sistema para simplificar la representación musical del canto. Gracias a estos proyectos más actuales, el canto gregoriano sigue estando más vivo que nunca, tanto en combinación con otros géneros como por su propio estilo, como veremos a continuación.

El origen de la música gregoriana

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El canto gregoriano tiene su origen en las comunidades religiosas primigenias, tanto judías como cristianas, que solían cantar las oraciones y alabanzas, con una cadencia sencilla pero ya musical, que incluso se ha ido manteniendo a lo largo de todo este tiempo. El hecho de utilizar el canto y la música para las oraciones no debería extrañarnos demasiado, ya que siempre se ha considerado que la música nos acerca más al Creador, y desde antes de la aparición de la religiones mayoritarias, se tiene constancia de este tipo de cánticos en rituales tribales. La música gregoriana comienza a tomar impulso a partir del siglo IX, después de que el papa Gregorio Magno recopilará en un compendio todos esos cánticos y oraciones musicales. De hecho, a este estilo se le llama gregoriano precisamente gracias a este pontífice.

No es él quien crea el canto gregoriano, ni mucho menos, pero sí que se le atribuye su nombre, ya que gracias a aquel compendio se pudo estudiar mucho mejor este tipo de cantos musicales en los monasterios. Se trataba de oraciones cantadas, con una cadencia muy sencilla, para que no solo fueran los monjes los que la interpretasen, sino también cualquier que estuviera asistiendo a la misa. Toda la producción de música gregoriana de la época era religiosa, es decir, tenía que ver con las Sagradas Escrituras y con temas netamente religiosos. Hoy por hoy tenemos muy asimilado el canto gregoriano a la religión cristiana, sobre todo a la católica, pero es cierto que en su origen estos cánticos también podían aludir a las comunidades judías.

Música gregoriana famosa

Al ser una música tan antigua, muchas de las más famosas obras de este estilo tiene más de cinco siglos, y todavía hoy se siguen interpretando, tal cual, en liturgias religiosas. Encontramos, por ejemplo, Puer Natus et Nobis o Spiriti Dominus, himnos y canciones que se suelen interpretar en este tipo de misas  y oficios. También es de sobra conocida la obra Stabat Mater, que narra el dolor de la Virgen, y que ha sido enormemente versionada en todas las épocas, naciendo como una obra de música puramente gregoriana, pero adaptándose a los tiempos en las manos de músicos como Pergolesi, Vivaldi o Haydn. Por supuesto, también podemos considerar que las obras de fusión de estos últimos años también pueden ser consideradas como música gregoriana, añadiendo aquí temas como Ameno, de Era, o Sadeness Meditación de Enigma, que si bien no tienen tema religioso, si utilizan las formas o samplers del canto gregoriano.

Música gregoriana religiosa

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La mayor parte de la música gregoriana tiene que ver, como ya hemos visto, con los cánticos en torno a la religión, el tema desde el que surge todo este fenómeno musical. Toda esta música era sacra en un primer momento, cantada de hecho en latín, algo que se sigue dando hoy en día. De hecho, podemos considerar que la música gregoriana se escucha todavía hoy en muchas liturgias sobre todo católicas, aunque es cierto que los coros de monjes gregorianos ya no son tan habituales. Los grandes himnos de la música gregoriana, de hecho, tienen ya varios siglos y fueron compuestos en el origen de este género, siendo traídos a la actualidad gracias al empeño de algunos pontífices como el papa Pio X.

Música gregoriana moderna

Está claro que el canto gregoriano tiene su base y su principal expansión durante los primeros siglos de esta música, en la Alta Edad Media. ¿Eso significa que es una música antigua y que no ha cambiado en todo este tiempo? Evidentemente no. De hecho, como ya hemos visto, durante los siglos consiguientes aparecieron artistas muy importantes que utilizaron este tipo de canto en sus obras, modernizándole y dándole un cariz mucho más exuberante, sobre todo a la música. Hablamos de gente como Palestrina o Pergolesi, todavía en la Edad Media, pero también a músicos del Renacimiento como Bach o Vivaldi, e incluso posteriores, como Haydn o Debussy, ya tremendamente actuales.

La influencia del canto gregoriano se puede constatar también en toda la música occidental de aquellos años, tanto del Renacimiento como del Romanticismo, de Mozart a Beethoven. Actualmente, algunos proyectos musicales como Gregorian, Era o Enigma han combinado estos cantos gregorianos con la música más actual, como el pop o el rock, creando una mezcla muy llamativa, aunque eso sí, tiene poco que ver con el origen de estos propios cánticos. Hay autores que siguen componiendo cantatas y obras para misa y liturgia en canto gregoriano, pero es evidente que el género en sí no es precisamente el más escuchado en la actualidad.

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