Shirley MacLaine, la prostituta más dulce del cine

En los años 50, las producciones de Hollywood vivieron una época dorada en cuanto a glamour y popularidad. Fue, en realidad, la primera gran era para el cine estadounidense, ya que hasta ese momento las películas se presentaban como proyectos individuales. No había una verdadera industria funcionando, hasta que los cineastas tomaron esa pequeña parte de California, y la convirtieron en el centro del mundo. Directores como Billy Wilder o Alfred Hitchcock rompieron los moldes y las expectativas del público, creando películas que hoy en día son auténticos clásicos inolvidables. La era dorada de Hollywood se extendió hasta los años 60, cuando la televisión comenzó a imponerse frente al cine. Nuevos medios que hacían que la gente dejara de ir a las salas, y provocaban una gran crisis en un universo de estrellas acostumbradas a vivir a lo grande. Poco queda ya de aquello, puesto que la mayoría de protagonistas dejaron este mundo hace tiempo.

Sin embargo, todavía hay alguna que otra estrella que podría contar, en primer persona, como fueron aquellos días de vino y rosas. Shirley MacLaine llegó a Hollywood con apenas 21 años y se convirtió casi automáticamente en una estrella. Estrenarse de la mano de Hitchcock es un seguro para obtener una gran popularidad, y de hecho, la actriz consiguió su primer premio importante, un Globo de Oro. Había nacido una estrella, de eso no había duda, y lo pudo corroborar en los años siguientes, hasta llegar a los 60, donde obtuvo sus papeles más relevantes. Su belleza iluminaba la pantalla, y a pesar de tener un estilo alejado de otras divas de su generación, MacLaine logró convertirse en una de las favoritas del público. Actualmente, a punto de cumplir los 90, la actriz ha abandonado prácticamente por completo la actuación, aunque sigue realizando pequeños papeles para demostrar que sigue ahí. Para muchos siempre será la Fran de El Apartamento, seguramente la mejor comedia jamás rodada, pero otros tantos prefieren a su personaje más carismático, Irma la Dulce. Y es que Wilder vio en ella a una especie de musa y le otorgó algunos de los mejores papeles en sus clásicos más originales.

Una gran estrella de Hollywood

No era fácil convertirse en una estrella de Hollywood a mediados de los 50. La industria estaba despegando, pero eran miles las chicas que llegaban a California en busca de fama y gloria. Todas guapísimas, sensuales, con ese toque entre pícaro e inocente que las hacía irresistibles… Y de repente, Shirley MacLaine aterriza en la industria directamente desde Broadway, para demostrar su talento ante las cámaras. Sus dotes para la comedia y su intensidad a la hora de actuar le permitieron destacar fácilmente entre el resto de aspirantes a actrices. Pero la suerte también debe acompañarte en este camino, y ella la encontró de la mano del maestro del suspense, Alfred Hitchcock. En 1955 tuvo su primer papel en la industria, con la película ¿Quién Mató a Harry?, una interpretación que le valió el Globo de Oro a Mejor Actriz Revelación. Desde ese momento, los éxitos no pararon de llegar, especialmente en los años 60.

Su mítica interpretación en Irma la Dulce

En 1960, la actriz estrena El Apartamento, su primera colaboración con Billy Wilder, considerado unánimemente como uno de los genios más grandes de la comedia. La película se desarrolla a través de una historia tierna llena de gags y enredos, marcando las bases de lo que sería la comedia de éxito en las siguientes décadas. Junto a MacLaine, el protagonista masculino sería Jack Lemmon, en un papel inolvidable. La actriz consiguió nominación a todos los premios posibles gracias a esta película, y la buena relación con Lemmon y Wilder les hizo repetir tres años más tarde, en la genial Irma la Dulce. Basada en un musical francés de mucho éxito, aquí MacLaine interpretaba a una ingenua y atractiva prostituta, de la que el personaje de Lemmon, un gendarme francés, se enamoraba perdidamente. El personaje de la prostituta estaba pensado para Marilyn Monroe, pero la explosiva rubia lo rechazó.

Tal vez por las connotaciones que suponía interpretar a una trabajadora sexual en los años 60, o por cualquier otro motivo, Monroe dejó escapar este caramelo. Y MacLaine lo aprovechó, sacando toda su fuerza interpretativa, su punto pícaro y sus dotes de comedia. La película se convirtió en un éxito instantáneo, siendo nominada a dos Oscars y llevándose el de Mejor Música Original. Aquel papel permitió también una segunda nominación para MacLaine, pero no consiguió llevarse el premio. Su interpretación como prostituta, sin embargo, encandiló al público, y se convirtió en uno de sus papeles más icónicos. Gracias a esta película, además, la actriz pudo demostrar que sabía desenvolverse en papeles más profundos y complejos, como haría posteriormente en los años 70 y 80.

Otras grandes películas

Más allá de El Apartamento e Irma la Dulce, MacLaine tuvo mucho protagonismo en otros filmes importantes para aquella era dorada de la industria. Participó en Ella y Sus Maridos, La Vuelta al Mundo en 80 días o Noches en la Ciudad. El cambio en la industria ya a partir de los años 70 hizo que no encontrará su camino en las nuevas producciones, y que su presencia en la pantalla se perdiera un poco. De la mano de James L. Brooks consiguió volver a la palestra por todo lo alto, a punto de cumplir 40 años y con un papel que le traería, por fin, su ansiado Oscar. Se trataba de La Fuerza del Cariño, película 1983 en la que MacLaine hace el papel de madre controladora pero deseosa de ver feliz a su hija, interpretada por Debra Winger. Una comedia dramática que demostró todo su potencial interpretativo, rodeada además de grandes nombres.

Tras aquel premio, MacLaine se retiró un poco de la industria del cine, llevando a cabo proyectos cada vez más espaciados. Podía vivir perfectamente de lo que tenía y ya lo había ganado todo, así que escogería solo proyectos que la ilusionaran de verdad. En 2000 se pasó a la dirección con Bruno, una película que no tuvo demasiado éxito. Apareció en el remake de Embrujada, y participó también en algunas comedias románticas en los 2000, como En Sus Zapatos o Dicen Por Ahí… A lo largo de los 2010 se prodigó más en la televisión, medio donde sigue apareciendo con asiduidad actualmente.

Aún en activo

Con casi 90 años MacLaine sigue en plena forma y lo demuestra con apariciones en capítulos de series de gran popularidad. La hemos podido ver en Glee, hace unos años, y también en la espectacular serie británica Downton Abbey. Su último trabajo ha sido para Solo Asesinatos en el Edificio, la serie de Disney Plus donde aparece junto a Steve Martin y Martin Short. Nominada en seis ocasiones al Oscar, y obteniendo el premio en 1983, McLaine es hoy por hoy la última gran estrella viva de aquel Hollywood Clásico del que ya no queda absolutamente nada más que la nostalgia.

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